Las consecuencias de la envidia no son nunca positivas. La envidia genera conflictos entre hermanos, entre familias, entre amigos e incluso entre países.
La envidia es una emoción compleja, dañina y destructiva tanto para el que la siente como a quien es objeto de envidia.
El que siente envidia alberga normalmente, además de una baja autoestima, un sentimiento negativo de frustración, ya que al compararse se siente inferior a la otra persona y esto le genera rabia, impotencia y frustración.
El envidiado, por otra parte puede sentir cierta presión para justificar su éxito, sentimientos de culpa, sentirse obligado a tener mucho cuidado con cómo se expone ante los demás, e incluso “ rebajarse” para no herir sentimientos. Además la envidia puede obstaculizar el crecimiento personal tanto del que envidia como del envidiado. Quienes envidian pueden estar tan centrados en los demás y situados tanto es sus propias carencias, que descuidan sus metas y desarrollo, y quienes son envidiados pueden sentirse atrapados en una imagen que otros tienen de ellos.
En Medicina China la envidia es una emoción del Elemento Madera, pero de una Madera desequilibrada. La Madera equilibrada es competitiva, se propone retos, pero también le encanta ayudar a los demás a conseguirlos y se alegra tanto de sus logros como los de los demás. Las personas con una Madera desequilibrada, son muy sensibles a las injusticias y demasiado competitivos. Ven injusto que los demás puedan ser o tener más que ellos mismos. No miran el trabajo, el sacrificio, el esfuerzo o simplemente la suerte que ha llevado a una persona a conseguir lo que tiene o a estar donde está. En una personalidad Madera desequilibrada, la persona a la que envidian no es un espejo al que admirar y una inspiración, como sería lo propio del equilibrio, sino un espejo al que deben destruir o del que huir porque sólo refleja sus propias carencias.
Un buen proceso de introspección, un valorar lo bueno que tenemos, un saber aceptarnos con nuestras virtudes y nuestras carencias, un agradecer que existan personas que lo han conseguido y que nos sirvan de inspiración, es el mejor antídoto para volver a equilibrar nuestro Elemento Madera, cuando este es afectado por el “patógeno” de la envidia.
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