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Aunque nos pueda sonar a tópico la frase de que un cambio, una acción, por pequeña que sea, puede modificar el transcurso de una vida, es de las cosas más importantes que he comprobado en mi carrera de ciencias ambientales y en especial, durante mi experiencia laboral en diferentes campos de actuación con el medio natural que nos rodea. He sido plenamente consciente de la fortaleza de la naturaleza , pero también de la fragilidad con la que ella une todo lo que nos rodea para mantener el equilibrio: el suyo y el nuestro.

Tan fuerte pero a la vez tan frágil es nuestra naturaleza que un cambio por nuestra parte, por pequeño que sea puede modificar el transcurso de una vida,  la de cualquier ser que habite y sea cuidado por ella.

Para un bienestar futuro hay que actuar en el presente

Y es que si queremos que la naturaleza nos aporte cierto bienestar en el  futuro debemos ayudarla en el presente. Esto que parece tan obvio y sencillo lo olvidamos porque no nos sentimos parte de ella. No nos damos cuenta de que dañándola a ella nos estamos dañando a nosotros.

Muchas películas o series de ficción nos muestran  que pequeños descuidos en viajes al pasado provocan grandes cambios en el presente. No están muy desencaminados. La única diferencia en cuanto a la ficción, es que la realidad medioambiental nos está pidiendo actuar en el presente para mejorar nuestro  futuro. ¡ Tú decides!

Las alteraciones del medio existen de manera natural. Antes de nosotros ya existieron extinciones, glaciaciones y otros eventos que desencadenaron cambios importantes en la Tierra. Pero el ser humano con sus actuaciones, está no sólo acelerando de manera exponencial este último cambio que está por llegar, sino también añadiendo importantes «matices» que, muy difícilmente, pueden ser subsanados por el ciclo natural.

Si seguimos así, dentro de no muchos años, al igual que nosotros hemos descubierto restos prehistóricos, romanos y de otras culturas, nuestro paso por el mundo será redescubierto por los que nos siguen como:

«el hombre de era del plástico”.

¡Qué triste y frustrante para todos los que nos dedicamos a cuidar del medio ambiente!

¿Hasta dónde tendremos que llegar para darnos cuenta y actuar?

No hay nada más duro pero a la vez eficaz que el hecho de que perdamos  algo para que nos demos cuenta de lo mucho que lo necesitamos. Seguro que tú también estas sintiendo la falta de abrazos, de besos, de familia, de reuniones con amigos, de libertad …pero es que también estamos  perdiendo la naturaleza. ¿Hasta dónde tendremos que llegar para darnos cuenta?

El ser humano es animal racional, y como animal está ligado a la naturaleza. Aun viviendo complacido en una sociedad urbana, es lo natural lo que le genera una cura real tanto física como mental. Y es precisamente por ser seres racionales por lo que debemos concienciarnos y poner todo lo que esté en nuestras manos para preservar lo natural.

TODO ESTÁ LIGADO, y nosotros entramos dentro de este entramado, por muy independientes y resolutivos que nos creamos, NO PODEMOS SUBSISTIR SIN LA NATURALEZA. 

La antigua sabiduría oriental, hace más de 5.000 años ya nos decía que no sólo formamos parte de la naturaleza sino que también la reflejamos. Para ellos el hombre, su personalidad, sus emociones, sus enfermedades, estaban vinculadas a los cinco Elementos de la naturaleza y todo se explicaba a base de las combinaciones de estos Elementos. Si el hombre no respetaba o no se adaptaba a la naturaleza y a sus ciclos terminaba enfermando, si la dañamos nosotros enfermamos, si la cuidamos, nos cuidamos a nosotros. 

Ha llegado el momento de tomar conciencia y sentir la naturaleza como una protección y cuidarla, al igual que ella  cuida de nosotros.

Es innumerable la lista de cosas que nos brinda la naturaleza (alimento, energía, miles de materiales…), pero quizá las más importantes y las más olvidadas son aquellas que no se ven. Vamos a  mencionar tres de ellas:

  • Fortalece nuestro sistema inmunitario: el rodearnos de naturaleza nos otorga protección ante una gran cantidad de enfermedades como son: diabetes, obesidad, depresión, Trastornos por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), enfermedades cardiovasculares, cánceres, previene la aparición de alergias, entre muchas otras. 

Ming Kuo, profesora de recursos naturales y medio ambiente en la Universidad de Illinois concluye en sus estudios sobre la protección que la naturaleza otorga a nuestro sistema inmunitario diciendo que «La naturaleza es parecida a un complejo multivitamínico, que nos provee de todo tipo de nutrientes necesarios protegiéndonos de distintos tipos de enfermedades a la vez.»

  • Afina nuestros sentidos: El estrés de las urbanizaciones, sus constantes y molestos sonidos de tráfico y obras, los coloridos carteles dispuestos únicamente para llamar la atención del mayor número de personas con la intención de generar en ellos un deseo de compra, la monotonía de paisaje y demás elementos hacen que “desconectemos” nuestros sentidos. Miramos, pero no vemos; oímos, pero no escuchamos; procuramos no oler demasiado…

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El simple hecho de pasear por un parque verde, o por las afueras de la ciudad nos incita a respirar con mas fuerza, sentir con el tacto ese tronco rugoso, esa delicada capa de césped o percibir múltiples aromas. No nos cansamos de mirar porque cada fotograma que registramos con nuestra vista es diferente. Si nos detenemos un momento, si prestamos atención podemos discernir decenas de sonidos, desde el canto de los pájaros, hasta el aire acariciando las ramas de los árboles.  

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  • Nos ayuda a conocernos, valorarnos y superarnos: al contrario de lo que ocurre en lo urbano, donde continuamente nos proponen  prototipos que no alcanzamos, modas que no nos representan,  líderes a los que no queremos  seguir y toda una serie de valores que sólo nos hacen infravalorarnos, sentirnos pequeños e incluso acobardarnos; la naturaleza nos muestra su grandeza, su fuerza, su encanto, sus imperfecciones. Nos dice que está ahí nos alienta a no subestimarla,  a sentirnos fuertes, a respetarla, y a conocernos a nosotros mismos, con nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Pone ante nuestros ojos todo el entramado del que formamos parte. Nos hace valorar el poder que tenemos para que este se conserve, pero también el gran poder que tiene ella para cuidar de nosotros.

Las pequeñas acciones generan los grandes cambios:

Ante un sistema político y cultural que mira hacia otro lado ante la pérdida de nuestro equilibrio ecológico, sólo nos queda la acción individual y conjunta para frenar la desintegración que estamos sufriendo. Aunque no te lo creas, es más fácil y mucho más divertido y emocionalmente mucho más satisfactorio, cuidar de nuestra naturaleza que dejarla morir.

Aquí te propongo varias ideas que seguro que te van a encantar, porque no sólo van a mejorar las vidas de los seres que forman nuestro medioambiente sino que van a ayudarte a  mejorarte a ti interiormente! ¿te atreves?

Crea tu propio huerto en casa:

 ¿Has plantado alguna vez en el colegio lentejas en algodón? ¿Te acuerdas de la ilusión, alegría y satisfacción que sentías cuando en apenas unos días, la lenteja germinaba, las raíces se fijaban y el tallo crecía y crecía hasta salirse del bote?
Los años han pasado, pero te aseguro que esos sentimientos volverán a brotar cuando veas tu huerto crecer.
No hacen falta grandes extensiones de terreno ni gasto de dinero, simplemente unas macetas, un poco de tierra, abono (que también puedes hacer casero), un lugar bien soleado  y unos días pendiente en la cocina para recolectar las semillas que más te gusten.
Dos consejos que te doy y es que esperes a marzo para comenzar con la plantación y que escojas especies de rápida germinación como calabazas o pepinos, pero también puedes atreverte con tomates, pimientos, berenjenas, patatas… ¡Te aseguro que la recolecta de tu huerto te sabrá como ninguna! Te dejo algún ejemplo de mi propio huerto.

Apadrina a un animal:

Son varias las organizaciones a través de las cuales puedes hacerlo. Por ejemplo, con WWF España puedes adoptar pingüinos, osos panda, rinocerontes, orangutanes y otras especies con mucho peligro de extinción. Por tan solo 39€ estarás colaborando a modificar y mejorar el transcurso de sus vidas, a la defensa del medio ambiente, al estudio y conservación de la biodiversidad. WWF se encarga de importantes investigaciones a nivel mundial sobre los escenarios futuros que se empiezan a desencadenar por los deshielos y el aumento de la concentración de sustancias tóxicas en los mares y océanos, estudios y propuestas de implantación de nuevos modelos energéticos que empleen energías limpias, asesoramiento a empresas y gobiernos e innumerables actuaciones más. 

¿Te imaginas regalarle a tu hijo o a algún amigo o familiar un pingüino, un oso polar, un lobo? No solamente estás ayudando al medio ambiente, sino que estás ayudando en su educación y concienciación.

Crea tus propias velas:

No solo estará contribuyendo con el medio ambiente, sino que sentirás un afecto por ese objeto muy distinto a si este fuera comprado. 
Las velas podrán ser del color y olor que quieras. ¡Para encenderla en tus momentos de relax o incluso para adornar!
Solo necesitarás restos de velas viejas, dos cazos, un recipiente de la medida que más te guste, mechas de vela y seguir estos pasos:
1.Deshaz los restos de vela en un cazo con agua (si la vela tiene tarro aprovecha este tarro para que la cera no toque el agua, sino utiliza un bote de cristal)2.Prepara el tarro que quieras añadiéndole en el centro una mecha.
3. Una vez tengas la cera deshecha, añadela en el tarro que has preparado.
*Puedes utilizar colorantes para darle color a la cera, esencias para darle olor siguiendo las indicaciones de nuestro curso de aromaterapia e incluso objetos como hojas secas o pulpurina para adornarla.
 

Autor de este post:

Pablo Santos de Los Ríos.

Graduado en Ciencias ambientales y un gran defensor y luchador por un medio ambiente saludable.

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